domingo, 29 de abril de 2012

Al fin se dan cuenta


Los periódicos, estos días, se hacen eco del giro de la señora Merkel en sus políticas, orientándolas hacia el crecimiento.

¡Al fin se dan cuenta!, aunque ese alumbramiento sea por la esperada elección del señor Hollande como presidente de la República Francesa. El candidato ha propuesto que aplicara medidas de crecimiento, dado que sólo la austeridad no es el camino, como tampoco es el camino querer reducir los déficits en tampoco espacio de tiempo. Se hace eco de lo que muchísimos economistas veníamos diciendo desde el principio de la crisis: que las políticas de reducción del déficit tenían que ser en un espacio de tiempo muchísimo más amplio y acompañadas de políticas de estímulo al crecimiento económico.

Se han tenido que dar cuenta después de torpedear el estado del bienestar, acabar con los derechos de los trabajadores, aumentar la pobreza y arruinar el futuro de mucha gente. Pero por lo menos, se han dado cuenta, y al fin admiten que sus políticas ortodoxas de austeridad son ineficaces. España, por ejemplo, ronda los 5,6 millones de parados y la única predicción que existe es que siga aumentando. El número de ciudadanos que ronda el umbral de la pobreza cree día a día, son ya muchas las familias que tienen a todos sus miembros en el paro y ya no perciben ningún tipo de subsidio. La reforma laboral aplicada en nuestro país ha aumentado exponencialmente la destrucción de los empleos, siendo la cifra neta desde su aplicación de 350.000 parados más.

Pero me llena de esperanza el hecho de que por lo menos anuncien un cambio en sus políticas, considerando como de urgente aplicación políticas de crecimiento económico. Espero que no se quede en eso, en un anuncio.

¡Gracias señor Hollande!, sin gobernar ha conseguido mucho mas que otros gobernando.





viernes, 13 de abril de 2012

Competitividad y Reforma Laboral

Vamos a intentar aclararnos un poco en lo que nos esta ocurriendo, porque yo creo que estamos un poco confusos, por no decir equivocados. Y de paso ponemos una serie de conceptos claros. Espero que así logremos darnos cuenta que nos están tomando el pelo y jugando con el futuro de nuestros hijos.

En primer lugar, hablemos de la tan traída y llevada competitividad. Estamos hartos de escuchar en los medios: “que si no somos competitivos”, “que adolecemos de competitividad”, “que si no ganamos en competitividad nunca saldremos de la crisis” y definitiva que necesitamos ser mas competitivos. Pero, ¿qué es esa competitividad?,¿en que consiste? y, en definitiva, ¿qué se entiende por competitividad en el ámbito económico?.

Pues bien, competitividad, según el diccionario es “capaz de competir con alguien o algo”. Pero el significado en economía tiene más matices, sobre todo en el mundo globalizado en el que vivimos. Un producto que fabricamos puede ser competitivo con otro básicamente en dos aspectos principales: en precios, en tecnología y en calidad. En precios, que un producto sea es más competitivo que otro viene dado por su precio. El consumidor medio elegirá un producto frente a otro, en términos absolutos, en función del precio, de ahí el éxito de los comercios de “todo a cien”. En tecnología, el consumidor eligirá un producto, volvemos a los términos absolutos, si está mas avanzado tecnológicamente y tiene una calidad reconocida. Hoy nadie se compra televisores de tubo, aunque se fabricaran nadie los compraría. La calidad, aunque es un factor determinante por si misma, en tiempos de crisis aparece un poco olvidada en la decisión de compra del consumidor, por razones obvias.

Bien ya tenemos más o menos claro el concepto, de forma más o menos teórica, ahora apliquémoslo a nuestros tiempos. Tenemos una potencia mundial llamada República Popular China, y el resto de países emergentes asiáticos, a los que hemos exportado nuestras tecnologías, nuestro desarrollo y nuestros conocimientos. Pero no nuestros sistemas de coberturas sociales, de derechos laborales, en definitiva nuestro estado del bienestar. El porque se hizo una cosa y no las dos a la vez, es cuestión de otro artículo, pero si el lector es listo con pensar a quién beneficia dicha elección se responderá a si mismo.

Todavía me acuerdo, yo no era ni adolescente, cuando China se empezó a aperturar al mundo. Se hablaba del gran mercado chino, la gran oportunidad de vender productos a una población de 1.300.000 habitantes. Pues bien la balanza por cuenta corriente de China es de 272.000.000.000 US$, según datos del 2010. Esta variable registra, básicamente, las cifras netas de comercio de bienes y servicios de un país.

En estos países se fabrica con unos costos de fabricación muy bajos, debido a que los costes laborales son muy pequeños. Los salarios son muy muy bajos, al carecer de convenios de obligado cumplimiento, los costes de seguros sociales brillan por su ausencia, las condiciones de trabajo son aberrantes con horarios de trabajo esclavistas, etc... Ello provoca que el precio del producto final sea muy bajo, es decir, muy competitivo.

Pues bien existen dos vías para ser competitivos con estos países: o apostamos por las tecnologías, la famosa I+D (Investigación y Desarrollo Tecnológico); o reducimos los costes laborales. La vía menos costosa y más fácil es la segunda.

La vía de la I+D, debe estar apoyada por importantes presupuestos por parte de los Estados y empresas, que doten a los científicos de una cantidad de medios suficiente como para desarrollar su trabajo con total libertad. Pero a la vez deben de desarrollarse legislaciones que obliguen a que, los productos que se importan de dichos países, tengan un certificado, emitido por la OIT (Organización Mundial del Trabajo, agencia dependiente de la ONU), de que en su fabricación se han respetado los derechos laborales y salariales de sus trabajadores, estableciéndose estos en unos baremos similares a los occidentales. Al igual que se les exige que no contengan una serie de productos conservantes o que cumplan con unos mínimos niveles de sanidad, ¿por que no se le exige que cumplan con unos mínimos de esto último?.

La otra vía, la de la reducción de costes laborales. Es la que conlleva la bajada de salarios, despido libre, eliminación de derechos laborales, etc…, para así reducir los costes y poder ser competitivos con los productos procedentes de China y Asia. Y aquí es donde entra en juego en nuestro país la Reforma Laboral del 2012.

Es decir con la simple excusa de ser competitivos, cogemos la vía de la reducción de costes laborales, hacemos una Reforma Laboral que se carga todo lo conseguido en 100 años y deja al trabajador totalmente desprotegido; obviando las otras vías existentes para salir de ésta. Porque es la menos costosa al no exigir ningún tipo de inversión.

Se dan cuenta de que de nuevo el Gran Kapital logra su propósito. Se dan cuenta, lo que mencioné en artículos anteriores, el Gran Kapital no iba a desaprovechar la oportunidad histórica, que le brindaba la crisis económica, de menoscabar o, simplemente, acabar con los derechos de los trabajadores y el estado del Bienestar. Me gustaría haberme equivocado. Pero la pura realidad es que los derechos que ayer teníamos, hoy han desaparecido de un plumazo, y no nos lo habían regalado nadie, los habíamos conseguido durante años de lucha con sangre, sudor y lágrimas. Creíamos que no nos lo podían quitar, ¡que ilusos éramos!.¿O lo seguimos siendo?, no olvidemos que hay muchos que piensan que algo necesario.

Así que lo que se nos propone es: que para ser competitivos con China, tenemos que tener sus sueldos, sus derechos y sus filosofías esclavistas de producción. ¡¿Es que estamos locos o que?. O mas bien, ¡¿somos tontos o que?!.

Invito a todo el mundo a hacer la siguiente reflexión: ¿de verdad esa es la vida que queremos para nosotros y nuestros hijos?.