Ave mus Reforma Fiscal, al fin. Casi un
año ha pasado ya desde que el señor Montoro encargo la última versión de
Reforma Fiscal, a una Comisión de expertos encabezada por el profesor Manuel
Langares. Y los periódicos nos inundan con la noticia: “Reforma Fiscal el
Gobierno baja los impuestos”.
¿Pero es realmente una bajada de
impuestos?, ¿es para todos?, ¿a quién beneficia más?, ¿provocará crecimiento
económico?, y ¿es electoralista?.
El Ministerio en la presentación del
lunes pasado nos indica que se trata de una reforma fiscal que conllevará la
bajada general de impuestos con los objetivos de reducir las diferencias
fiscales de los asalariados, mejorar la competitividad de las empresas
españolas, atraer inversiones del exterior a nuestro país y en definitiva
provocar una dinamización de la economía, que se cuantificará en un aumento del
crecimiento del PIB de un 0,55%.
La reforma está basada en los siguientes
pilares: Reforma del IRPF, se pasa de los siete tramos actuales a cinco, que
representará una bajada media del 12,5%. Crecen los mínimos personales,
aumentan las ayudas por hijos y ascendentes, se gravará el despido
improcedente. Se rebajan las retenciones a profesionales y autónomos. Modificaciones
sobre el capital. Bajada de tipos y elimina la deducción de los 1.500 euros.
Las cuentas de ahorro o seguros de ahorro que se mantengan mas de 5 años,
podrían deducir 5.000 euros al año sobre los rendimientos del capital. Reducción
del límite de las deducciones por aportaciones a planes de pensiones de 10.000
euros a 8.000.- euros. Los afectados por la dación en pago y los inversores en
preferentes tienen mejoras en el impuesto. Reforma en cuanto al Impuesto de
Sociedades. Se rebaja el tipo del 30% al 25% en los próximos dos año.
La política fiscal es una de las
políticas que la pertenencia a la Unión Europea no nos ha quitado soberanía. A
la que vez que es un instrumento de gran importancia para la financiación del
Estado y para actuar sobre la economía. A nadie se le escapa, que si producimos
una subida de impuestos en una época de recesión económica, puede provocar que
dicha recesión sea aún más fuerte, dramática y larga como hemos sufrido estos
años atrás en nuestras propias carnes. Debido a que provoca una caída de la
renta neta de los consumidores que hace que caiga el consumo aun más, disminuyendo la producción, los beneficios empresariales y
en último lugar aumentando el desempleo; llegando a convertirse en un bucle muy
peligroso. Es decir, es un instrumento de política económica muy útil y
efectivo. Lo que no se puede ni se debe utilizar como un instrumento de
economía política, como se puede observar con la propuesta que atufa a
marketing electoralista.
Si bien es verdad, que la bajada media de
la tarifa estatal del IRPF es del 12,5%, no nos quedemos en ese dato, dado que
es un dato medio de un espectro tan amplio. Así que observemos el cuadrito
detenidamente. Y vemos que unos salen más beneficiados que otros, el nunca
lleve a gusto de todos que diría alguno. Pero es que los más beneficiados son
los de siempre, las rentas más altas. Luego los de rentas más bajas y por
último los de rentas medias, aquella que es el motor del consumo y en
definitiva de la economía. Los de más de 300.000.- euros, por poner el ejemplo
extremo, pasan de tributar al 52% a hacerlo al 45% en el 2016. Una renta de
18.000 euros pasaría de tributar en el 2014 al 30% a hacerlo en el 2016 al 24%.
Si bien la rebaja en el primero es de 7% frente al 6% en el segundo, no es lo
mismo en cantidades económicas absolutas. Es una reforma fiscal que beneficia a
los extremos a costa de los del centro. A éstos último le supondrá un ahorro
fiscal de sólo unos 20 euros al mes.
Una novedad aberrante es que las
indemnizaciones por despidos improcedentes tengan que tributar. Por si fuéramos
pocos parió la abuela, primero la Reforma Laboral abarató el despido de manera
escandalosa y luego la Reforma Fiscal hace que tribute reduciéndola aun más.
Las personas que apostaron por el
alquiler como forma de vida, los desincentivamos reduciendo la deducción de un
60% a un 50%. Y además subimos el IVA de algunos productos sanitarios.
Y, ¿qué pasa con el fraude fiscal y la
economía sumergida? Suponen un 9% del PIB, cifra nada desdeñable que vendría
muy bien a nuestras mermadas arcas. ¿algo habrá que hacer?, ¿porque no se
eliminan los sistemas de Módulos?, ¿porque no se dota a la Agencia Tributaria
de más medios y recursos en su lucha contra el fraude?. Esta Reforma Fiscal,
después de un año confeccionándola dirá algo sobre un tema tan importante. Pues
no dice nada.
España dedica a gestión fiscal el 0,1%
del PIB frente al 0,5% de los países de nuestro entorno. Esta debería ser una
materia muy importante a tener en cuenta y en nuestro país está desaparecida
del debate. Si no dotamos a la Hacienda Pública de mayores recursos no serán
más eficientes en su recaudación. Y al final Hacienda no seremos todos.
En ésta reforma las rentas del trabajo
seguirán pagando más que las del capital, la riqueza se podrá seguir ocultando
al fisco en Sicavs y los medios y
recursos con los que cuenta la Agencia Tributaria en su lucha contra el fraude
continuarán siendo igual, es decir, insuficientes.
En definitiva, nos encontramos con una
Reforma Fiscal, que no aborda los temas de calado y repercusión económica y
fiscal de ninguna de las maneras.. Se trata tan sólo de un lavado de cara con
fines totalmente electoralistas. Por lo que en un futuro no muy lejano, después
de las elecciones, el gobierno deberá hacer otra nueva Reforma Fiscal.
Y, ojo, en el 2016 habrá que rebajar el
déficit en 30.000 millones de euros, ¿Hacienda seremos todos? o, por el
contrario, ¿lo pagarán los de siempre?.