viernes, 12 de septiembre de 2014

La que se avecina

La falta de acción de la UE en el terreno económico, salvo en los impuestas políticas de austeridad establecidas por Alemania, ha desembocado en dos problemas importantes y entrelazados en Europa: alto desempleo y el peligro inminente de volver a caer en recesión.

El tiempo es cada vez mas corto para poder atajar el problema. Y la solución no es otra que la implantación de las desterradas políticas de corte keynesiano, que aumenten la demanda de forma consolidada. Y es que la políticas austéricas de oferta están resultando totalmente negativas e ineficientes de cara a salir de la crisis. Aunque totalmente eficientes para los prestamistas de deuda (bancos Alemanes y Franceses) y para el gran capital en su conjunto.  No hay mas que ver los datos de éste último trimestre para que salten las alarmas: Alemania ha contraído su PIB en un 0,2%, Italia igual, Francia no ha crecido y la UE ha bajado un 0,1% de media. De seguir esta tendencia estamos en riesgo de caer de nuevo en recesión.


Aunque España ha crecido a un 0,6% en ese tercer trimestre. Algún descerebrado ha llegado a decir que España es ahora la locomotora de Europa. El estancamiento de la Eurozona nos afecta y mucho. No nos olvidemos de que la segunda recesión, la del 2010, fue debida a la contracción fiscal impuesta por Alemania, y que nosotros, como siempre, seguimos a pies juntillas. Hay que recordarle al ejecutivo, que ya anda lanzando las campanas al vuelo, que ese 0,6% es debido al sacrificio de los trabajadores con la reducción de salarios, que la demanda interna sigue sin repuntar apreciablemente debido al alto desempleo, salarios a la baja y fuerte endeudamiento familiar. Que las empresas no lo tienen mejor debido al crédito caro y difícil de conseguir. Hay que decirles que el empleo que se está creando, y que tanto se vanaglorian de ello, es precario y de salarios excesivamente bajos. Lo que no ayuda para nada en el incremento consolidado del consumo. Según la EPA se tardarán más de 10 años en recuperar los niveles de empleo de los años antes de la crisis.

Se ha realizado una Reforma Financiera que no ha supuesto para nada un aumento del crédito en la sociedad. Y si ha sido una merma para las arcas públicas. La Reforma Fiscal emprendida por el ejecutivo ha sido de corte totalmente electoralista (ver artículo anterior), sin atajar los grandes problemas fiscales y de recaudación.

A finales de agosto 18 premios Nobel de economía se reunieron en Lindau (Alemania) y conjuntamente condenaron las políticas de austeridad fiscal de la UE. Y entre ellos había economistas tanto de corte conservador como Keynesianos.

Hay que cambiar las políticas que se están aplicando ya. Ser menos ortodoxosos con las contenciones de los déficit públicos y aumentar las inversiones gubernamentales en todos lo campos para aumentar el empleo y el consumo, es decir, para estimular la demanda que provoque el tan anhelado crecimiento económico.

Tendríamos que atajar otro frente abierto que paraliza el crecimiento económico, que ha aumentado debido a las políticas austéricas, como es el incremento de la desigualdad. Donde encabezamos el ranking europeo. Aunque el gobierno español no quiera verlo, el aumento del desempleo, las bajadas salariales, la Reforma Laboral, los recortes en sanidad, educación y subsidios de desempleo, etc…han provocado una depresión hasta niveles de pobreza de muchas familias españolas.

Pero otros han ganado. Gracias a los bajos salarios han aumentado los beneficios empresariales. Las cotizaciones bursátiles han crecido aumentando así los rendimientos del capital. Y el número de millonarios ha subido en este periodo. Saliendo favorecidos los de siempre, el Gran Capital. Así la brecha de desigualdad se ha ensanchado. Ello provoca un destrucción de la cohesión social, que hace que los ciudadanos estén mas expuestos a extremismos populistas de uno u otro signo.

La única esperanza de resistencia frente al bloque austérico europeo, auspiciado por Alemania, era Francois Hollande. Que llegó al poder ni más ni menos que por prometer alejar a Francia de la austeridad. Pero al poco de alcanzar el poder se abrazo ella como un loco enamorado. Es mas, ultimamente, ha echado a los ministros discrepantes con su política de austeridad. Por lo que esa esperanza se diluyó cual azucarillo en un café caliente.

Hasta Mario Draghi presidente del BCE ha dicho, en una reciente intervención, que así, que con estás políticas no vamos a buen puerto. A buena hora mangas verdes, pero nunca es tarde si la dicha es buena. Porque en el 2010 cuando se provocó la segunda recesión, debido a la crisis de deuda y a las políticas de austeridad que implantaron el recorte drástico del gasto público y subida de impuestos; el BCE no actuó con medidas para compensar como si hicieron la Reserva Federal en los EEUU y el Banco de Inglaterra. Y así nos va a unos y así les va a otros.

Y en esto Alemania sigue en sus trece. Les da igual la experiencia y el sufrimiento provocado en éstos últimos cuatro años. Siguen pensando que la austeridad es expansionista y provocará crecimiento económico. Y es que, no hay más ciego que el que no quiere ver.


Por eso, necesitamos un líder europeo que diga fuerte, claro y sin concesiones que por este camino vamos de nuevo al desastre. Que con estas políticas de austeridad estamos alimentando una nueva recesión y aumento de la desigualdad y la pobreza. Que el pueblo no está dispuesto que sigan experimentando con él y aguantar más sacrificios, sufrimientos y miserias, por el simple hecho de que ya no pueden más. Creímos muchos y lo vimos como una esperanza que ese líder podía ser Hollande, pero la experiencia nos ha demostrado que no.  Mario Draghi, aunque en el pasado ha sido un total irresponsable, ha dado un importante paso para liderar ese movimiento pero carece del poder suficiente, por lo que le haría falta un pacto político de los líderes europeos que lo ayudase.

Hace 7 siete años que se desterraron las políticas keynesianas y se implantaron unas políticas experimentales de austeridad. Los resultados son los que son: cero crecimiento, aumento enorme de la desigualdad y la pobreza, pérdida de derechos sociales y laborales. Y perspectiva de un futuro económico negativo y social de vuelta al pasado. Gracias a ello está ocurriendo un acontecimiento histórico que nunca se había producido, y es que las generaciones futuras vivaran en peores condiciones que las anteriores.

El resultado de estos años de austeridad no ha logrado ni atajar su objetivo principal de la contención de la deuda, la cual está peor que el 2007.

Las primeras y urgentes medidas que necesitamos son: un Plan de Inversión Europeo que estimule a la economía, flexibilización de los objetivos de déficit que ayude a los gobiernos a estimular la economía, compras de activos por parte del BCE que inyecte liquidez el sistema. En resumen, parte de las que venimos proponiendo los economistas antiaustéricos desde el 2008. ¿Nos habríamos ahorrado estos 6 años de sufrimiento?. Desgraciadamente nunca lo sabremos, el pasado es inamovible pero el futuro está por escribir.


Pero lo que si ha quedado patente, como mencione en mi artículo de esa época, es que el Gran Capital no ha pasado su oportunidad histórica de desmantelar el sistema del bienestar y los derechos sociales y laborales. En aquel artículo lo predecía y hoy, desgraciadamente, lo podemos constatar todos.