domingo, 1 de marzo de 2009

Economía Productiva vs Economía Especulativa

En los tiempos que corren, debería de ser éste un debate a tener en cuenta. Aunque ya se sabe que hoy en día interesa más otro tipo de temas. Ese sería otro asunto a tratar, como nos inducen cada vez más a no pensar por nosotros mismos, a digerir la información ya desmenuzada por otro, o a simplemente ver la Tv sin pensar en nada, a no complicarnos la vida intentando algo nuevo que la mejore.

Antes de nada me gustaría explicar lo que yo considero por Economía Productiva y por Economía Especulativa. La primera es aquella en la que se desarrollan tareas empresariales dirigidas a la obtención de una rentabilidad estable en el tiempo a un medio y largo plazo, llevadas a cabo por emprendedores, que considerando a esa actividad como la que desea desarrollar durante toda su vida, arriesgan su capital invirtiendo y ampliando su negocio, dando una estabilidad laboral a sus trabajadores. La segunda es una economía que se caracteriza por ser desarrollada por especuladores y no por emprendedores, que realizan actividades empresariales que buscan el dinero fácil y rápido, es decir, en el inmediato corto plazo, sin importarles la viabilidad futura de su actividad, saltando de una actividad a otra según donde esté la mayor rentabilidad puntual e inmediata.

La Economía Productiva, la historia así lo demuestra, es la que genera mayor riqueza a lo largo del tiempo tanto para el emprendedor, como para sus posteriores generaciones, como para los trabajadores, como para el propio país en su conjunto, y es que un país subsiste a través de los impuestos que se cobran a trabajadores y empresas. Fomentando una estabilidad económica al trabajador que hace que fomente el consumo y así la producción. No olvidemos, y que no lo olvide el Gran Capital, que el motor de la economía es el consumo, sin él por mucho que se fabrique, aún con los menores costes y con explotación del trabajador, jamás la actividad será rentable. Puedo fabricar mucho y barato, pero si no tengo quién me compre el producto, la situación es ruinosa. Las actividades empresariales, en la economía productiva, dotan al trabajador, gracias a su estabilidad laboral, de una gran capacidad de consumo que también crea riqueza. Este tipo de economía fue la que facilitó durante el siglo XX la creación de una gran clase media.

Por el contrario, y lo vivimos en nuestros días, la economía especulativa sólo trae riqueza para los especuladores. Fomentando la ruina y desesperación para el resto. Y es más, puede que hasta esa ruina le alcance también al especulador. Un ejemplo de ello no sólo es la inversión en Bolsa, que tantos desastres ha traído a particulares, a Bancos y a empresas; sino en el sector de la construcción, que al encontrarse la vivienda, bien básico y derecho de todo ciudadano según la Constitución, en un mercado libre, se ha especulado con ella. Debido a varios factores emparejados como un aumento de los precios por parte de los promotores, un incremento en el número de años de las hipotecas y una bajada de los tipos de interés, provocaron que las construcciones no se hicieran para ser compradas por ciudadanos con el objetivo de vivir en ellas, sino, por el contrario, gran cantidad de ellas eran compradas por especuladores que le daban el pase al tiempo, obteniendo así el beneficio rápido, fácil y sin esfuerzo, al que antes me refería. Aumentando así, debido a la Ley de la Oferta y la Demanda, el precio de los pisos ya de por si irreales. Cuando el sistema ya no dio más de sí y tocó techo, nos encontramos con promociones de viviendas sin habitar, con personas que no pueden pagar sus hipotecas y ven como embargan sus viviendas, porque, y no lo olvidemos, las han comprado con el dinero de otro, que es el banco. Pero el Gran Capital, las grandes fortunas, han hecho caja. Y ahora empiezan a vender y cerrar empresas y en los mejores casos a despedir gente. Pero el trabajador de a pie, que ni especuló con su dinero, ni con su vivienda, que lo que tiene es un puesto de trabajo y compró su casa para vivir, encuentra en muchos casos que es enviado al desempleo y que por ello no puede pagar sus casas y se van a encontrar en la calle, y el Estado le pide que con los impuestos pagados también por él se les den ayudas a los que crearon esta crisis económica. Que, por cierto, tienen sus grandes fortunas a buen recaudo en paraísos fiscales y en Suiza. ¿De verdad hay alguien que sigua creyendo que este modelo económico trae riqueza y prosperidad a la sociedad? La respuesta la podemos ver hoy en día.

Otro ejemplo de Economía Especulativa se demuestra en el permitido y fomentado libre movimiento de capitales. Que permite que las grandes fortunas hagan y deshagan a su antojo, buscando siempre la rentabilidad inmediata. Ello se evidencia en la compra y venta de empresas, y en el traslado de factorías de unos países a otros, fomentado por los bajos costes de la mano de obra. Lo que hoy en día, en parte, se conoce como Globalización. Ejemplos de ello lo vemos, desde hace tiempo, en nuestro país. En el que empresas totalmente solventes, incentivadas por la consecución de aun mayores beneficios y sin barreras arancelarias que les desincentiven su maniobra, trasladan sus fabricas a países del tercer mundo, donde no hay ni derechos ni coberturas sociales. Provocando la ruina de muchas familias en el país donde estaba la factoría, el esclavismo y la explotación laboral en el país de destino. Jugando así con la suerte de las personas.

Deberían de haber mecanismos legales, ya sean aranceles, impuestos o la simple prohibición del libre movimiento de capitales, que impidan que estos casos se sigan dando. Que impidan que unos cuantos decidan la suerte de muchos, como ocurría en los cortijos cuando el señorito decidía quien trabajaba y quien no, lo que implicaba comer o no comer ese día. Y es que aunque creamos que el mundo cambia, no es así, sólo se transforma, pero todo sigue siendo igual. Me viene a la memoria una canción de Ismael Serrano en la que decía que “aún tiene que llover aún esta sucia la plaza”.

Y es por eso, por lo que me remito a que debemos defender la existencia de una Economía Productiva frente a una Economía Especulativa, o del pelotazo. Una economía que produzca riqueza estable en el tiempo para todos, aunque no sea por igual, ya existirá un Estado que la redistribuya. Debemos de fomentar una economía de mercado, pero de mercado regulado, por lo menos en determinados aspectos. Debemos ayudar a los emprendedores que crean proyectos empresariales con la intención de seguir en el largo plazo y fomentar el empleo. A los científicos para que desarrollen I+D que nos de ventajas comparativas con países de nuestro entorno y se desarrollen proyectos empresariales productivos. A los trabajadores para que se sientan incentivados y seguros en su trabajo desarrollando así una mayor productividad.

Para lograr todo ello, sin duda, habría que desarrollar reformas estructurales en el sistema. Reformas que fomenten Economía Productiva y desincentiven el desarrollo de actividades especulativas.