viernes, 31 de octubre de 2014

Desigualdad galopante

La consecuencia más importante de la crisis actual es el fuerte incremento de la desigualdad. Siendo en España histórico, el mayor desde que están registrados los ingresos de los hogares. Tenemos el mayor aumento de todos los países de la UE, lo que nos coloca como el segundo en desigualdad en el ranking de países europeos, sólo por detrás de Letonia.

Ello derivado de la caída del empleo, la bajada de salarios, disminución de la pensiones, el gran aumento de la precariedad laboral, las bajadas o eliminación de subsidios, recortes en sanidad y educación; que ha sido provocado por el coctel explosivo de crisis y Políticas de Austeridad.


Con todo ello nos hemos cargado la clase media. Ésta es de vital importancia para el consumo, ya que posee el 70% del poder de compra. Por lo que para que una economía crezca y sea estable se necesita de una clase media fuerte. Pero al debilitarla totalmente  hemos provocado que el ciclo vicioso de la riqueza se haya invertido. Estalló la burbuja y el crédito se estancó, los beneficios de la empresas se redujeron, los sueldos se redujeron, aumentó el desempleo, el consumo se desplomó, los beneficios empresariales se redujeron o entraron en pérdidas, cerraron muchas empresas, siguió aumentando el desempleo, siguieron bajándolos sueldos, siguió bajando el consumo, y las recaudaciones de impuestos se redujeron, aumentaron los recortes presupuestarios de la administración y la reducción de derechos y protecciones sociales, y en definitiva se incrementó la desigualdad.

Parémonos a pensar en éste modelo y veremos que la solución es fácil. Si logramos invertir de nuevo el circulo vicioso de la riqueza lograremos una solución radical y definitiva a la crisis. Y ello se logra aplicando políticas económicas que favorezcan que exista más clase media y así se favorecerá al consumo. Esas políticas son ni mas ni menos las que venimos recomendando desde que se inició la crisis hace ya mas de 7 años y que aún estamos esperando.  Si se hubiesen implantado políticas de estimulo de la demanda, de corte keynesiano, como incremento de la inversión publica, aumento de las ayudas sociales, blindaje de la deuda ante los especuladores… hubiésemos estimulado la demanda de la clase media que hubiera provocado un aumento del consumo, que lograría un incremento de los beneficios empresariales y salarios, que su vez incrementaría las recaudaciones de impuestos que nos hubiera servido para pagar la deuda, y fin de la crisis.

Pero hemos seguido con políticas de austeridad que han destrozado a la clase media disminuyéndola en grado sumo y suprimiendo su poder de compra. Que sin duda ha ayudado a agravar aún más la crisis.

Los salarios están estancados desde los años 80 con respecto a los precios que siguen subiendo. El consumo medio se ha mantenido en el tiempo gracias al crédito. La clase media en esta última década ha podido mantener su nivel de vida gracias a los créditos y sus bajos tipos de interés y no gracias al aumento de sus salarios. En 1977 las rentas del trabajo eran un 67,3% del PIB, en 2012 eran tan sólo de un 53,4%, ésto evidencia un aumento imparable de las rentas del capital respecto a las del trabajo. Los beneficios empresariales no paran de crecer, hasta en épocas de crisis, mientras que los salarios de los trabajadores no paran de bajar. Desde el 2008 los beneficios empresariales han aumentado un 2,7% y los salarios de los trabajadores han bajado un 6,2%.

Estamos asistiendo a un cambio histórico en el modelo social con la desaparición de la clase media y la polarización de las clases en alta (minoritaria) y en baja (mayoritaria). Característica ésta de los países subdesarrollados, que conlleva un grave peligro de conflictividad social.


A partir de los años 80 hemos asistido a una serie políticas neoliberales que han liberalizado la circulación de capitales, facultado la integración de mercados financieros, aumentado la facilidad de las operaciones internacionales de mercancías y capitales, permitido la existencia y aumento de los paraísos fiscales, y establecido recortes en impuestos y prestaciones sociales.

Todo ello ha provocado un incremento del empobrecimiento social y aumento de la desigualdad, que ha derivado en un cambio profundo de las estructuras de las sociedades y del modelo social. Caracterizado por una polarización  de las estructura social entre los más tienen y los que menos tienen.

El índice GINI, que mide la desigualdad, nos indica que ésta ha aumentado en casi un 10%. Se ha producido un empobrecimiento brutal de las familias más pobres y una mejora sustancial entre las más ricas. Es más ese incremento del índice Gini en España ha sido el mayor de los 27 países de la UE con total ventaja sobre el segundo clasificado.

Así queda revelado que estamos asistiendo a un cambio del modelo social y la estructura social, que rompe por completo con la cohesión social y estado del bienestar. Atacando de lleno al crecimiento económico, hundiéndolo sin perspectiva de mejora.

Por lo que se hace necesario, más temprano que tarde, políticas económicas expansivas, políticas fiscales redistributivas y eficientes y políticas de cohesión social. Y que abandonemos de una vez por todas la senda de la austeridad que tan sólo nos lleva al abismo de la miseria y el conflicto social. Y además y sobre todo, por justicia universal, dado que los que no provocaron la crisis son las únicas víctimas de las políticas de austeridad que se han implantado, empobreciéndolos aun más, y que enriquece a los que la provocaron.

Los trabajadores por cuenta ajena son el 80% de la fuerza laboral de los países europeos. En el reparto de la tarta del Valor Añadido, es decir, de las ganancias o riqueza generada, en las épocas mejores del estado del bienestar, años 50-60 y hasta 70, consiguieron entre un 50% y un 60% según el país. Pero a partir de las políticas neoliberales implantadas en los años 80, los trabajadores empezaron a perder peso en ese reparto del Valor Añadido en beneficio de los propietarios del capital. Al reducirse los ingresos de los asalariados, los ingresos públicos también se vieron menguados. Así los países empezaron a necesitar de un mayor endeudamiento. No pasemos por alto que con ello también salían beneficiados los propietarios del capital y sobre todo el gran capital, dado que ellos, en definitiva, son los prestamistas de los gobiernos. Si ha ello añadimos la reciente crisis de deuda del 2009 que prosiguió a la crisis financiera del 2007, vemos que de aquellos barros vienen estos lodos. Ejemplo de ello es que a todos no les va igual, como podemos ver en el siguiente dato: desde el año 2007 los desempleados han aumentado en 8 millones y los pobres en 2 millones en la UE, así como el número de millonarios ha aumentado en 300.000 personas.

Hay 25.000 millonarios en la UE que tienen más de 30 millones de euros de riqueza financiera, tanto como el PIB español en 8 años. Si se introdujera un impuesto que gravara la riqueza en tan solo un 5%, la UE lograría unos ingresos de 388.000 millones de €uros, más que la dotación de Fondos Estructurales presupuestados para el periodo 2014-2020 por la UE que es de 310.000 millones de euros.

Quiero señalar, aunque ya lo he mencionado indirectamente, que otro factor importante del aumento de la desigualdad es la menor capacidad redistributiva del Estado. Debido fundamentalmente a una bajada de los tipos impositivos en las escalas más altas, bajada en las prestaciones sociales, las cuales ya las teníamos muy por debajo de la media europea.

Como ya mencioné al principio, España está viviendo actualmente los mayores aumentos de desigualdad desde que se tienen registrados los ingresos de los hogares, siendo los primeros de la UE. Y ello se manifiesta por: el desplome de las rentas más bajas, produciendo un incremento atroz de la pobreza severa; incremento del número de hogares sin ningún tipo de ingresos, el cual se ha duplicado pasando de un 17% en 2007 a un 3´5% en 2012.; el desempleo ha afectado en mayor medida a las rentas más bajas, con escasos niveles formativos; las medidas de austeridad han afectado a las rentas medias y bajas y en ningún caso a las más altas. Para rescatar a los culpables de la crisis hemos empobrecido a las victimas. Se ha rescatado al sistema financiero asignando la carga del rescate a los más débiles de la pirámide: trabajadores, pequeños autónomos, pensionistas, parados…

Se ha institucionalizado el lema “socialización de las pérdidas y privatización de las ganancias”. La deuda está originada en el rescate al sector financiero y no en el gasto social. No olvidemos que el Estado antes de la crisis del 2007 tenía superávit.

No me gustaría pasar por alto otra circunstancia de la que tanto se viene hablando en nuestro país, pero en la que nada se hace por parte de nuestros gobiernos. Y es el cambio del modelo productivo. El Modelo Productivo en España en éstas últimas décadas ha sido un modelo desindustrializador, que ha apostado, creando los estímulos necesarios para ello, por sectores de ganancias rápidas y de empleo precario. Y ello ha provocado que la crisis actúe más acentuadamente en nuestro país.

Por último, quisiera incidir en un asunto que vengo reflejando en mis artículos, que es la oportunidad histórica  y aprovechada con creces por el Gran  Capital de acabar con el Estado del Bienestar. El Gran Capital, que fue el que provocó la crisis, va a salir, si algún día salimos, indemne de la misma, en base a los trabajadores. Y además socializamos sus pérdidas por la crisis, pagándolas entre todos; nos destruye el estado del bienestar y los derechos de los trabajadores y los desfavorecidos con la Reforma Laboral y las políticas de recortes; aumenta el nivel de desigualdad de la sociedad, reservándose para él una mayor parte del pastel del Valor Añadido. La jugada les ha salido perfecta. Nos endeudamos para recatarles y encima nos cortan nuestros derechos y capacidades para poder pagarles y subsistir.


La desigualdad es un problema inherente al capitalismo, siempre ha existido y siempre existirá en mayor o menor medida, pero ¿cuánta desigualdad puede soportar una sociedad para que la estabilidad social y la democracia no peligren?. Por eso los gobiernos deben trabajar para minimizar al máximo ese defecto del capitalismo.

viernes, 12 de septiembre de 2014

La que se avecina

La falta de acción de la UE en el terreno económico, salvo en los impuestas políticas de austeridad establecidas por Alemania, ha desembocado en dos problemas importantes y entrelazados en Europa: alto desempleo y el peligro inminente de volver a caer en recesión.

El tiempo es cada vez mas corto para poder atajar el problema. Y la solución no es otra que la implantación de las desterradas políticas de corte keynesiano, que aumenten la demanda de forma consolidada. Y es que la políticas austéricas de oferta están resultando totalmente negativas e ineficientes de cara a salir de la crisis. Aunque totalmente eficientes para los prestamistas de deuda (bancos Alemanes y Franceses) y para el gran capital en su conjunto.  No hay mas que ver los datos de éste último trimestre para que salten las alarmas: Alemania ha contraído su PIB en un 0,2%, Italia igual, Francia no ha crecido y la UE ha bajado un 0,1% de media. De seguir esta tendencia estamos en riesgo de caer de nuevo en recesión.


Aunque España ha crecido a un 0,6% en ese tercer trimestre. Algún descerebrado ha llegado a decir que España es ahora la locomotora de Europa. El estancamiento de la Eurozona nos afecta y mucho. No nos olvidemos de que la segunda recesión, la del 2010, fue debida a la contracción fiscal impuesta por Alemania, y que nosotros, como siempre, seguimos a pies juntillas. Hay que recordarle al ejecutivo, que ya anda lanzando las campanas al vuelo, que ese 0,6% es debido al sacrificio de los trabajadores con la reducción de salarios, que la demanda interna sigue sin repuntar apreciablemente debido al alto desempleo, salarios a la baja y fuerte endeudamiento familiar. Que las empresas no lo tienen mejor debido al crédito caro y difícil de conseguir. Hay que decirles que el empleo que se está creando, y que tanto se vanaglorian de ello, es precario y de salarios excesivamente bajos. Lo que no ayuda para nada en el incremento consolidado del consumo. Según la EPA se tardarán más de 10 años en recuperar los niveles de empleo de los años antes de la crisis.

Se ha realizado una Reforma Financiera que no ha supuesto para nada un aumento del crédito en la sociedad. Y si ha sido una merma para las arcas públicas. La Reforma Fiscal emprendida por el ejecutivo ha sido de corte totalmente electoralista (ver artículo anterior), sin atajar los grandes problemas fiscales y de recaudación.

A finales de agosto 18 premios Nobel de economía se reunieron en Lindau (Alemania) y conjuntamente condenaron las políticas de austeridad fiscal de la UE. Y entre ellos había economistas tanto de corte conservador como Keynesianos.

Hay que cambiar las políticas que se están aplicando ya. Ser menos ortodoxosos con las contenciones de los déficit públicos y aumentar las inversiones gubernamentales en todos lo campos para aumentar el empleo y el consumo, es decir, para estimular la demanda que provoque el tan anhelado crecimiento económico.

Tendríamos que atajar otro frente abierto que paraliza el crecimiento económico, que ha aumentado debido a las políticas austéricas, como es el incremento de la desigualdad. Donde encabezamos el ranking europeo. Aunque el gobierno español no quiera verlo, el aumento del desempleo, las bajadas salariales, la Reforma Laboral, los recortes en sanidad, educación y subsidios de desempleo, etc…han provocado una depresión hasta niveles de pobreza de muchas familias españolas.

Pero otros han ganado. Gracias a los bajos salarios han aumentado los beneficios empresariales. Las cotizaciones bursátiles han crecido aumentando así los rendimientos del capital. Y el número de millonarios ha subido en este periodo. Saliendo favorecidos los de siempre, el Gran Capital. Así la brecha de desigualdad se ha ensanchado. Ello provoca un destrucción de la cohesión social, que hace que los ciudadanos estén mas expuestos a extremismos populistas de uno u otro signo.

La única esperanza de resistencia frente al bloque austérico europeo, auspiciado por Alemania, era Francois Hollande. Que llegó al poder ni más ni menos que por prometer alejar a Francia de la austeridad. Pero al poco de alcanzar el poder se abrazo ella como un loco enamorado. Es mas, ultimamente, ha echado a los ministros discrepantes con su política de austeridad. Por lo que esa esperanza se diluyó cual azucarillo en un café caliente.

Hasta Mario Draghi presidente del BCE ha dicho, en una reciente intervención, que así, que con estás políticas no vamos a buen puerto. A buena hora mangas verdes, pero nunca es tarde si la dicha es buena. Porque en el 2010 cuando se provocó la segunda recesión, debido a la crisis de deuda y a las políticas de austeridad que implantaron el recorte drástico del gasto público y subida de impuestos; el BCE no actuó con medidas para compensar como si hicieron la Reserva Federal en los EEUU y el Banco de Inglaterra. Y así nos va a unos y así les va a otros.

Y en esto Alemania sigue en sus trece. Les da igual la experiencia y el sufrimiento provocado en éstos últimos cuatro años. Siguen pensando que la austeridad es expansionista y provocará crecimiento económico. Y es que, no hay más ciego que el que no quiere ver.


Por eso, necesitamos un líder europeo que diga fuerte, claro y sin concesiones que por este camino vamos de nuevo al desastre. Que con estas políticas de austeridad estamos alimentando una nueva recesión y aumento de la desigualdad y la pobreza. Que el pueblo no está dispuesto que sigan experimentando con él y aguantar más sacrificios, sufrimientos y miserias, por el simple hecho de que ya no pueden más. Creímos muchos y lo vimos como una esperanza que ese líder podía ser Hollande, pero la experiencia nos ha demostrado que no.  Mario Draghi, aunque en el pasado ha sido un total irresponsable, ha dado un importante paso para liderar ese movimiento pero carece del poder suficiente, por lo que le haría falta un pacto político de los líderes europeos que lo ayudase.

Hace 7 siete años que se desterraron las políticas keynesianas y se implantaron unas políticas experimentales de austeridad. Los resultados son los que son: cero crecimiento, aumento enorme de la desigualdad y la pobreza, pérdida de derechos sociales y laborales. Y perspectiva de un futuro económico negativo y social de vuelta al pasado. Gracias a ello está ocurriendo un acontecimiento histórico que nunca se había producido, y es que las generaciones futuras vivaran en peores condiciones que las anteriores.

El resultado de estos años de austeridad no ha logrado ni atajar su objetivo principal de la contención de la deuda, la cual está peor que el 2007.

Las primeras y urgentes medidas que necesitamos son: un Plan de Inversión Europeo que estimule a la economía, flexibilización de los objetivos de déficit que ayude a los gobiernos a estimular la economía, compras de activos por parte del BCE que inyecte liquidez el sistema. En resumen, parte de las que venimos proponiendo los economistas antiaustéricos desde el 2008. ¿Nos habríamos ahorrado estos 6 años de sufrimiento?. Desgraciadamente nunca lo sabremos, el pasado es inamovible pero el futuro está por escribir.


Pero lo que si ha quedado patente, como mencione en mi artículo de esa época, es que el Gran Capital no ha pasado su oportunidad histórica de desmantelar el sistema del bienestar y los derechos sociales y laborales. En aquel artículo lo predecía y hoy, desgraciadamente, lo podemos constatar todos.



martes, 26 de agosto de 2014

El último patriota

Llevamos tiempo que está de moda el patriotismo. Bueno en España, diría yo, que siempre lo ha estado. Unos se apoderan del concepto como seña de identidad a través de sus manifestaciones y a otros por ausencia de éstas se les considera carentes de ese amor a la patria. Si todo ello lo mezclamos con los nacionalismos, la coctelera resulta inquietante, sobre todo en los casos extremos.




Pero, ¿qué se entiende por patriota o por patriotismo?. La Real Academia de la Lengua Española (RAE) la define como: “persona que tiene amor por su patria y procura todo su bien”.

Según esto, el caso recientemente descubierto de la familia Pujol, con don Jordi a la cabeza, no me refleja mucho patriotismo. Como tampoco los casos de Bárcenas y acólitos, banqueros famosos, deportistas de élite (de ahora y de antes),…y un largo etcétera.

Patriota es aquella persona que procura el bien con y para su país, que se preocupa de la colectividad, de mantener y sostener lo público, porque todo ello es la patria y su porvenir. Patriota son todos y cada uno de los ciudadanos que pagan hasta el último céntimo de sus impuestos para fomentar que el conjunto del país progrese, porque, repito, eso también redundará en el progreso de él y los suyos. Porque así se conseguirá una educación pública de calidad que fomente y logre la igualdad de oportunidades, y unos ciudadanos formados y críticos. Así lograremos mantener y ampliar un sistema público de salud que cubra a todos los ciudadanos en igualdad de condiciones garantizándoles un tratamiento de la máxima calidad y especialización. Y porque así se consigue tener un sistema de prestaciones sociales y de jubilación, que garantice un nivel de vida digno a las personas que por edad o padecimiento no puedan trabajar. Y sin olvidar de exigir a los políticos que administren todo esto de una manera totalmente eficaz, racional y honrada; siendo ésta la única forma de lograrlo. En definitiva así se asegura un Estado, o patria, fuerte, que procure el progreso de sus ciudadanos. Toda esta lección parece que no acabamos de aprenderla, cuando nuestros vecinos del norte de Europa la aprendieron hace ya muchos años; y así les va a ellos y así nos va a nosotros.

Todo esto que acabo de decir es amar a la patria y procurar su bien; y es que la patria somos, ni mas ni menos, que los ciudadanos que la conformamos.

Ser patriota no es besar una bandera, ni llevarla en el cuello del polo, ni salir al campo de juego con muñequeras rojigualda. Patriota es otra cosa. Y vuelvo a incidir, si la RAE dice que patriota es amar la patria y procurar todo su bien, eso sólo se puede hacer pagando los impuestos, porque el bien y el progreso de un país sólo se sostiene de esa forma. Que hace que tengamos una educación digna, una sanidad digna, un sistema de comunicaciones y transporte digno, etc… Defendiendo y respetando así lo público porque ahí está el dinero de todos.

Y vuelvo a repetir, si otros países están donde están y tienen el nivel de bienestar que tienen es porque allí casi todo el mundo paga sus impuestos. Y lo contrario se considera una deshonra. Y con presiones fiscales muchísimo más altas que la nuestra.

En éstos países, sienten y aman lo público, lo defienden y lo respetan, porque saben que sólo asó se puede lograr los mayores niveles de igualdad y bienestar del mundo. Entienden que ese es el secreto de su éxito.

El que así lo entienda es un verdadero patriota. Y no lo digo yo, recuerden, lo dice la RAE.


lunes, 30 de junio de 2014

Reforma Fiscal Cero



Ave mus Reforma Fiscal, al fin. Casi un año ha pasado ya desde que el señor Montoro encargo la última versión de Reforma Fiscal, a una Comisión de expertos encabezada por el profesor Manuel Langares. Y los periódicos nos inundan con la noticia: “Reforma Fiscal el Gobierno baja los impuestos”.

¿Pero es realmente una bajada de impuestos?, ¿es para todos?, ¿a quién beneficia más?, ¿provocará crecimiento económico?, y ¿es electoralista?.

El Ministerio en la presentación del lunes pasado nos indica que se trata de una reforma fiscal que conllevará la bajada general de impuestos con los objetivos de reducir las diferencias fiscales de los asalariados, mejorar la competitividad de las empresas españolas, atraer inversiones del exterior a nuestro país y en definitiva provocar una dinamización de la economía, que se cuantificará en un aumento del crecimiento del PIB de un 0,55%.

La reforma está basada en los siguientes pilares: Reforma del IRPF, se pasa de los siete tramos actuales a cinco, que representará una bajada media del 12,5%. Crecen los mínimos personales, aumentan las ayudas por hijos y ascendentes, se gravará el despido improcedente. Se rebajan las retenciones a profesionales y autónomos. Modificaciones sobre el capital. Bajada de tipos y elimina la deducción de los 1.500 euros. Las cuentas de ahorro o seguros de ahorro que se mantengan mas de 5 años, podrían deducir 5.000 euros al año sobre los rendimientos del capital. Reducción del límite de las deducciones por aportaciones a planes de pensiones de 10.000 euros a 8.000.- euros. Los afectados por la dación en pago y los inversores en preferentes tienen mejoras en el impuesto. Reforma en cuanto al Impuesto de Sociedades. Se rebaja el tipo del 30% al 25% en los próximos dos año.

La política fiscal es una de las políticas que la pertenencia a la Unión Europea no nos ha quitado soberanía. A la que vez que es un instrumento de gran importancia para la financiación del Estado y para actuar sobre la economía. A nadie se le escapa, que si producimos una subida de impuestos en una época de recesión económica, puede provocar que dicha recesión sea aún más fuerte, dramática y larga como hemos sufrido estos años atrás en nuestras propias carnes. Debido a que provoca una caída de la renta neta de los consumidores que hace que caiga el consumo aun más, disminuyendo  la producción, los beneficios empresariales y en último lugar aumentando el desempleo; llegando a convertirse en un bucle muy peligroso. Es decir, es un instrumento de política económica muy útil y efectivo. Lo que no se puede ni se debe utilizar como un instrumento de economía política, como se puede observar con la propuesta que atufa a marketing electoralista.



Si bien es verdad, que la bajada media de la tarifa estatal del IRPF es del 12,5%, no nos quedemos en ese dato, dado que es un dato medio de un espectro tan amplio. Así que observemos el cuadrito detenidamente. Y vemos que unos salen más beneficiados que otros, el nunca lleve a gusto de todos que diría alguno. Pero es que los más beneficiados son los de siempre, las rentas más altas. Luego los de rentas más bajas y por último los de rentas medias, aquella que es el motor del consumo y en definitiva de la economía. Los de más de 300.000.- euros, por poner el ejemplo extremo, pasan de tributar al 52% a hacerlo al 45% en el 2016. Una renta de 18.000 euros pasaría de tributar en el 2014 al 30% a hacerlo en el 2016 al 24%. Si bien la rebaja en el primero es de 7% frente al 6% en el segundo, no es lo mismo en cantidades económicas absolutas. Es una reforma fiscal que beneficia a los extremos a costa de los del centro. A éstos último le supondrá un ahorro fiscal de sólo unos 20 euros al mes.

Una novedad aberrante es que las indemnizaciones por despidos improcedentes tengan que tributar. Por si fuéramos pocos parió la abuela, primero la Reforma Laboral abarató el despido de manera escandalosa y luego la Reforma Fiscal hace que tribute reduciéndola aun más.

Las personas que apostaron por el alquiler como forma de vida, los desincentivamos reduciendo la deducción de un 60% a un 50%. Y además subimos el IVA de algunos productos sanitarios.

Y, ¿qué pasa con el fraude fiscal y la economía sumergida? Suponen un 9% del PIB, cifra nada desdeñable que vendría muy bien a nuestras mermadas arcas. ¿algo habrá que hacer?, ¿porque no se eliminan los sistemas de Módulos?, ¿porque no se dota a la Agencia Tributaria de más medios y recursos en su lucha contra el fraude?. Esta Reforma Fiscal, después de un año confeccionándola dirá algo sobre un tema tan importante. Pues no dice nada.

España dedica a gestión fiscal el 0,1% del PIB frente al 0,5% de los países de nuestro entorno. Esta debería ser una materia muy importante a tener en cuenta y en nuestro país está desaparecida del debate. Si no dotamos a la Hacienda Pública de mayores recursos no serán más eficientes en su recaudación. Y al final Hacienda  no seremos todos.

En ésta reforma las rentas del trabajo seguirán pagando más que las del capital, la riqueza se podrá seguir ocultando al fisco en Sicavs y  los medios y recursos con los que cuenta la Agencia Tributaria en su lucha contra el fraude continuarán siendo igual, es decir, insuficientes.

En definitiva, nos encontramos con una Reforma Fiscal, que no aborda los temas de calado y repercusión económica y fiscal de ninguna de las maneras.. Se trata tan sólo de un lavado de cara con fines totalmente electoralistas. Por lo que en un futuro no muy lejano, después de las elecciones, el gobierno deberá hacer otra nueva Reforma Fiscal.

Y, ojo, en el 2016 habrá que rebajar el déficit en 30.000 millones de euros, ¿Hacienda seremos todos? o, por el contrario, ¿lo pagarán los de siempre?.