viernes, 31 de octubre de 2014

Desigualdad galopante

La consecuencia más importante de la crisis actual es el fuerte incremento de la desigualdad. Siendo en España histórico, el mayor desde que están registrados los ingresos de los hogares. Tenemos el mayor aumento de todos los países de la UE, lo que nos coloca como el segundo en desigualdad en el ranking de países europeos, sólo por detrás de Letonia.

Ello derivado de la caída del empleo, la bajada de salarios, disminución de la pensiones, el gran aumento de la precariedad laboral, las bajadas o eliminación de subsidios, recortes en sanidad y educación; que ha sido provocado por el coctel explosivo de crisis y Políticas de Austeridad.


Con todo ello nos hemos cargado la clase media. Ésta es de vital importancia para el consumo, ya que posee el 70% del poder de compra. Por lo que para que una economía crezca y sea estable se necesita de una clase media fuerte. Pero al debilitarla totalmente  hemos provocado que el ciclo vicioso de la riqueza se haya invertido. Estalló la burbuja y el crédito se estancó, los beneficios de la empresas se redujeron, los sueldos se redujeron, aumentó el desempleo, el consumo se desplomó, los beneficios empresariales se redujeron o entraron en pérdidas, cerraron muchas empresas, siguió aumentando el desempleo, siguieron bajándolos sueldos, siguió bajando el consumo, y las recaudaciones de impuestos se redujeron, aumentaron los recortes presupuestarios de la administración y la reducción de derechos y protecciones sociales, y en definitiva se incrementó la desigualdad.

Parémonos a pensar en éste modelo y veremos que la solución es fácil. Si logramos invertir de nuevo el circulo vicioso de la riqueza lograremos una solución radical y definitiva a la crisis. Y ello se logra aplicando políticas económicas que favorezcan que exista más clase media y así se favorecerá al consumo. Esas políticas son ni mas ni menos las que venimos recomendando desde que se inició la crisis hace ya mas de 7 años y que aún estamos esperando.  Si se hubiesen implantado políticas de estimulo de la demanda, de corte keynesiano, como incremento de la inversión publica, aumento de las ayudas sociales, blindaje de la deuda ante los especuladores… hubiésemos estimulado la demanda de la clase media que hubiera provocado un aumento del consumo, que lograría un incremento de los beneficios empresariales y salarios, que su vez incrementaría las recaudaciones de impuestos que nos hubiera servido para pagar la deuda, y fin de la crisis.

Pero hemos seguido con políticas de austeridad que han destrozado a la clase media disminuyéndola en grado sumo y suprimiendo su poder de compra. Que sin duda ha ayudado a agravar aún más la crisis.

Los salarios están estancados desde los años 80 con respecto a los precios que siguen subiendo. El consumo medio se ha mantenido en el tiempo gracias al crédito. La clase media en esta última década ha podido mantener su nivel de vida gracias a los créditos y sus bajos tipos de interés y no gracias al aumento de sus salarios. En 1977 las rentas del trabajo eran un 67,3% del PIB, en 2012 eran tan sólo de un 53,4%, ésto evidencia un aumento imparable de las rentas del capital respecto a las del trabajo. Los beneficios empresariales no paran de crecer, hasta en épocas de crisis, mientras que los salarios de los trabajadores no paran de bajar. Desde el 2008 los beneficios empresariales han aumentado un 2,7% y los salarios de los trabajadores han bajado un 6,2%.

Estamos asistiendo a un cambio histórico en el modelo social con la desaparición de la clase media y la polarización de las clases en alta (minoritaria) y en baja (mayoritaria). Característica ésta de los países subdesarrollados, que conlleva un grave peligro de conflictividad social.


A partir de los años 80 hemos asistido a una serie políticas neoliberales que han liberalizado la circulación de capitales, facultado la integración de mercados financieros, aumentado la facilidad de las operaciones internacionales de mercancías y capitales, permitido la existencia y aumento de los paraísos fiscales, y establecido recortes en impuestos y prestaciones sociales.

Todo ello ha provocado un incremento del empobrecimiento social y aumento de la desigualdad, que ha derivado en un cambio profundo de las estructuras de las sociedades y del modelo social. Caracterizado por una polarización  de las estructura social entre los más tienen y los que menos tienen.

El índice GINI, que mide la desigualdad, nos indica que ésta ha aumentado en casi un 10%. Se ha producido un empobrecimiento brutal de las familias más pobres y una mejora sustancial entre las más ricas. Es más ese incremento del índice Gini en España ha sido el mayor de los 27 países de la UE con total ventaja sobre el segundo clasificado.

Así queda revelado que estamos asistiendo a un cambio del modelo social y la estructura social, que rompe por completo con la cohesión social y estado del bienestar. Atacando de lleno al crecimiento económico, hundiéndolo sin perspectiva de mejora.

Por lo que se hace necesario, más temprano que tarde, políticas económicas expansivas, políticas fiscales redistributivas y eficientes y políticas de cohesión social. Y que abandonemos de una vez por todas la senda de la austeridad que tan sólo nos lleva al abismo de la miseria y el conflicto social. Y además y sobre todo, por justicia universal, dado que los que no provocaron la crisis son las únicas víctimas de las políticas de austeridad que se han implantado, empobreciéndolos aun más, y que enriquece a los que la provocaron.

Los trabajadores por cuenta ajena son el 80% de la fuerza laboral de los países europeos. En el reparto de la tarta del Valor Añadido, es decir, de las ganancias o riqueza generada, en las épocas mejores del estado del bienestar, años 50-60 y hasta 70, consiguieron entre un 50% y un 60% según el país. Pero a partir de las políticas neoliberales implantadas en los años 80, los trabajadores empezaron a perder peso en ese reparto del Valor Añadido en beneficio de los propietarios del capital. Al reducirse los ingresos de los asalariados, los ingresos públicos también se vieron menguados. Así los países empezaron a necesitar de un mayor endeudamiento. No pasemos por alto que con ello también salían beneficiados los propietarios del capital y sobre todo el gran capital, dado que ellos, en definitiva, son los prestamistas de los gobiernos. Si ha ello añadimos la reciente crisis de deuda del 2009 que prosiguió a la crisis financiera del 2007, vemos que de aquellos barros vienen estos lodos. Ejemplo de ello es que a todos no les va igual, como podemos ver en el siguiente dato: desde el año 2007 los desempleados han aumentado en 8 millones y los pobres en 2 millones en la UE, así como el número de millonarios ha aumentado en 300.000 personas.

Hay 25.000 millonarios en la UE que tienen más de 30 millones de euros de riqueza financiera, tanto como el PIB español en 8 años. Si se introdujera un impuesto que gravara la riqueza en tan solo un 5%, la UE lograría unos ingresos de 388.000 millones de €uros, más que la dotación de Fondos Estructurales presupuestados para el periodo 2014-2020 por la UE que es de 310.000 millones de euros.

Quiero señalar, aunque ya lo he mencionado indirectamente, que otro factor importante del aumento de la desigualdad es la menor capacidad redistributiva del Estado. Debido fundamentalmente a una bajada de los tipos impositivos en las escalas más altas, bajada en las prestaciones sociales, las cuales ya las teníamos muy por debajo de la media europea.

Como ya mencioné al principio, España está viviendo actualmente los mayores aumentos de desigualdad desde que se tienen registrados los ingresos de los hogares, siendo los primeros de la UE. Y ello se manifiesta por: el desplome de las rentas más bajas, produciendo un incremento atroz de la pobreza severa; incremento del número de hogares sin ningún tipo de ingresos, el cual se ha duplicado pasando de un 17% en 2007 a un 3´5% en 2012.; el desempleo ha afectado en mayor medida a las rentas más bajas, con escasos niveles formativos; las medidas de austeridad han afectado a las rentas medias y bajas y en ningún caso a las más altas. Para rescatar a los culpables de la crisis hemos empobrecido a las victimas. Se ha rescatado al sistema financiero asignando la carga del rescate a los más débiles de la pirámide: trabajadores, pequeños autónomos, pensionistas, parados…

Se ha institucionalizado el lema “socialización de las pérdidas y privatización de las ganancias”. La deuda está originada en el rescate al sector financiero y no en el gasto social. No olvidemos que el Estado antes de la crisis del 2007 tenía superávit.

No me gustaría pasar por alto otra circunstancia de la que tanto se viene hablando en nuestro país, pero en la que nada se hace por parte de nuestros gobiernos. Y es el cambio del modelo productivo. El Modelo Productivo en España en éstas últimas décadas ha sido un modelo desindustrializador, que ha apostado, creando los estímulos necesarios para ello, por sectores de ganancias rápidas y de empleo precario. Y ello ha provocado que la crisis actúe más acentuadamente en nuestro país.

Por último, quisiera incidir en un asunto que vengo reflejando en mis artículos, que es la oportunidad histórica  y aprovechada con creces por el Gran  Capital de acabar con el Estado del Bienestar. El Gran Capital, que fue el que provocó la crisis, va a salir, si algún día salimos, indemne de la misma, en base a los trabajadores. Y además socializamos sus pérdidas por la crisis, pagándolas entre todos; nos destruye el estado del bienestar y los derechos de los trabajadores y los desfavorecidos con la Reforma Laboral y las políticas de recortes; aumenta el nivel de desigualdad de la sociedad, reservándose para él una mayor parte del pastel del Valor Añadido. La jugada les ha salido perfecta. Nos endeudamos para recatarles y encima nos cortan nuestros derechos y capacidades para poder pagarles y subsistir.


La desigualdad es un problema inherente al capitalismo, siempre ha existido y siempre existirá en mayor o menor medida, pero ¿cuánta desigualdad puede soportar una sociedad para que la estabilidad social y la democracia no peligren?. Por eso los gobiernos deben trabajar para minimizar al máximo ese defecto del capitalismo.

1 comentario:

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