lunes, 30 de junio de 2014

Reforma Fiscal Cero



Ave mus Reforma Fiscal, al fin. Casi un año ha pasado ya desde que el señor Montoro encargo la última versión de Reforma Fiscal, a una Comisión de expertos encabezada por el profesor Manuel Langares. Y los periódicos nos inundan con la noticia: “Reforma Fiscal el Gobierno baja los impuestos”.

¿Pero es realmente una bajada de impuestos?, ¿es para todos?, ¿a quién beneficia más?, ¿provocará crecimiento económico?, y ¿es electoralista?.

El Ministerio en la presentación del lunes pasado nos indica que se trata de una reforma fiscal que conllevará la bajada general de impuestos con los objetivos de reducir las diferencias fiscales de los asalariados, mejorar la competitividad de las empresas españolas, atraer inversiones del exterior a nuestro país y en definitiva provocar una dinamización de la economía, que se cuantificará en un aumento del crecimiento del PIB de un 0,55%.

La reforma está basada en los siguientes pilares: Reforma del IRPF, se pasa de los siete tramos actuales a cinco, que representará una bajada media del 12,5%. Crecen los mínimos personales, aumentan las ayudas por hijos y ascendentes, se gravará el despido improcedente. Se rebajan las retenciones a profesionales y autónomos. Modificaciones sobre el capital. Bajada de tipos y elimina la deducción de los 1.500 euros. Las cuentas de ahorro o seguros de ahorro que se mantengan mas de 5 años, podrían deducir 5.000 euros al año sobre los rendimientos del capital. Reducción del límite de las deducciones por aportaciones a planes de pensiones de 10.000 euros a 8.000.- euros. Los afectados por la dación en pago y los inversores en preferentes tienen mejoras en el impuesto. Reforma en cuanto al Impuesto de Sociedades. Se rebaja el tipo del 30% al 25% en los próximos dos año.

La política fiscal es una de las políticas que la pertenencia a la Unión Europea no nos ha quitado soberanía. A la que vez que es un instrumento de gran importancia para la financiación del Estado y para actuar sobre la economía. A nadie se le escapa, que si producimos una subida de impuestos en una época de recesión económica, puede provocar que dicha recesión sea aún más fuerte, dramática y larga como hemos sufrido estos años atrás en nuestras propias carnes. Debido a que provoca una caída de la renta neta de los consumidores que hace que caiga el consumo aun más, disminuyendo  la producción, los beneficios empresariales y en último lugar aumentando el desempleo; llegando a convertirse en un bucle muy peligroso. Es decir, es un instrumento de política económica muy útil y efectivo. Lo que no se puede ni se debe utilizar como un instrumento de economía política, como se puede observar con la propuesta que atufa a marketing electoralista.



Si bien es verdad, que la bajada media de la tarifa estatal del IRPF es del 12,5%, no nos quedemos en ese dato, dado que es un dato medio de un espectro tan amplio. Así que observemos el cuadrito detenidamente. Y vemos que unos salen más beneficiados que otros, el nunca lleve a gusto de todos que diría alguno. Pero es que los más beneficiados son los de siempre, las rentas más altas. Luego los de rentas más bajas y por último los de rentas medias, aquella que es el motor del consumo y en definitiva de la economía. Los de más de 300.000.- euros, por poner el ejemplo extremo, pasan de tributar al 52% a hacerlo al 45% en el 2016. Una renta de 18.000 euros pasaría de tributar en el 2014 al 30% a hacerlo en el 2016 al 24%. Si bien la rebaja en el primero es de 7% frente al 6% en el segundo, no es lo mismo en cantidades económicas absolutas. Es una reforma fiscal que beneficia a los extremos a costa de los del centro. A éstos último le supondrá un ahorro fiscal de sólo unos 20 euros al mes.

Una novedad aberrante es que las indemnizaciones por despidos improcedentes tengan que tributar. Por si fuéramos pocos parió la abuela, primero la Reforma Laboral abarató el despido de manera escandalosa y luego la Reforma Fiscal hace que tribute reduciéndola aun más.

Las personas que apostaron por el alquiler como forma de vida, los desincentivamos reduciendo la deducción de un 60% a un 50%. Y además subimos el IVA de algunos productos sanitarios.

Y, ¿qué pasa con el fraude fiscal y la economía sumergida? Suponen un 9% del PIB, cifra nada desdeñable que vendría muy bien a nuestras mermadas arcas. ¿algo habrá que hacer?, ¿porque no se eliminan los sistemas de Módulos?, ¿porque no se dota a la Agencia Tributaria de más medios y recursos en su lucha contra el fraude?. Esta Reforma Fiscal, después de un año confeccionándola dirá algo sobre un tema tan importante. Pues no dice nada.

España dedica a gestión fiscal el 0,1% del PIB frente al 0,5% de los países de nuestro entorno. Esta debería ser una materia muy importante a tener en cuenta y en nuestro país está desaparecida del debate. Si no dotamos a la Hacienda Pública de mayores recursos no serán más eficientes en su recaudación. Y al final Hacienda  no seremos todos.

En ésta reforma las rentas del trabajo seguirán pagando más que las del capital, la riqueza se podrá seguir ocultando al fisco en Sicavs y  los medios y recursos con los que cuenta la Agencia Tributaria en su lucha contra el fraude continuarán siendo igual, es decir, insuficientes.

En definitiva, nos encontramos con una Reforma Fiscal, que no aborda los temas de calado y repercusión económica y fiscal de ninguna de las maneras.. Se trata tan sólo de un lavado de cara con fines totalmente electoralistas. Por lo que en un futuro no muy lejano, después de las elecciones, el gobierno deberá hacer otra nueva Reforma Fiscal.

Y, ojo, en el 2016 habrá que rebajar el déficit en 30.000 millones de euros, ¿Hacienda seremos todos? o, por el contrario, ¿lo pagarán los de siempre?.


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